La nueva cultura occidental ha promovido un cambio del patrón alimentario en que abundan las comidas muy densas en calorías, tales como las grasas, los azúcares refinados, los helados, los dulces, los chocolates y las bebidas gaseosas. A este patrón se le llama transición nutricional.
Se ha demostrado que la transición nutricional a los alimentos industrialzados ha contribuido al aumento en la incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles, que son las primeras causas de mortalidad en Latinoamérica y México. Tales enfermedades se asocian con las grasas que consume la población, particularmente con las grasas saturadas.
Dentro de este grupo, se han encontrado grandes cantidades de ácidos grasos trans (AGT) en productos de bollería, chocolates y margarinas, cuyo consumo per capita es relativamente alto. Debido a la diversas opiniones generadas por los AGT, se revisaron los resultados de investigaciones que relacionan el consumo de éstos con sus efectos sobre la salud, tanto fisiológicos como epidemiológicos.
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No crean nada de lo que nos dicen las grandes empresas fabricantes de alimentos desnaturalizados, blanqueados, llenos de preservativos, Es mejor comer pan hecho en casa, con harina integral y aceites vegetales, hasta que los grandes fabricantes en masa nos ofrezcan mejores opciones y pensando más en nuestra salud que en sus bolsillos. Al final, todos salimos ganando.